¿De verdad has sido capaz de ver Oppenheimer sin revisar el móvil ni una sola vez?

Con independencia de que te guste o no la trama de la película, es muy probable que las tres horas de duración de la cinta de Nolan no hayan sido el mayor incentivo para acercarse al cine. ¿Tres horas centrados en una sola cosa?

La Universidad de California en Irvine ha publicado recientemente unos datos en los que afirma que sus estudiantes son capaces de mantener la atención en una única tarea durante apenas 65 segundos. Un trabajador medio estadounidense, tres minutos.

¿Qué ha sido de nuestra capacidad para la concentración, ese superpoder humano que nos diferencia de los animales? Una capacidad que ha virado hacia una sensación generalizada de estar en todo a la vez pero, en realidad, en casi nada. Las voces que alertan de que el tema es serio son cada vez más y vienen de entornos muy diferentes, desde científicos a antiguos ingenieros de Google. Hay quien incluso comienza a compararlo con la crisis de obesidad de los países desarrollados o la crisis climática.

Lo fácil sería criminalizar exclusivamente al móvil y las redes sociales (cada día consultamos nuestro teléfono más de 2.000 veces y pasamos más de tres horas mirándolo). Sin embargo, y aquí está el lío, la cosa va mucho más allá. Se trata de nuestra actual forma de vivir. Desde la polución, el estrés, nuestro afán productivo o la falta de sueño (¿Sabías que dormimos un 20% menos que hace un siglo?). Y, por supuesto, la tecnología. Todo suma para que nuestros tiempos de atención sostenida sean cada vez más y más cortos.

Ay, la tecnología. Nació como una mera herramienta de trabajo y ha acabado por convertirse en epicentro de nuestra cultura y forma de vivir. Nos hemos acostumbrado a vivir en una sociedad hiperinformada e hiperestimulada y, ante este exceso de ruido, la realidad nos parece una sosez. No hay corazones cuando estrenamos un vestido, ni música de fondo mientras ves el atardecer, ni podemos multiplicar x2 la velocidad de una conversación si no es de nuestro interés. La realidad ya no nos entretiene, somos nosotros quienes de forma activa debemos mantener la atención. Y de la misma forma, pasamos tan por la superficie, sin profundizar, que aunque leemos más que nunca, no necesariamente comprendemos más.

¿Existe alguna forma de recuperar esa atención sostenida?

Desde luego, la solución no es mudarse a una ermita. James Williams, ex-ingeniero de Google-, se lo explica al divulgador Johann Hari en su libro “El valor de la atención”. “La abstinencia individual no es la solución, por la misma razón que llevar una máscara antigás dos días a la semana en el exterior no es la respuesta a la contaminación. Puede que, durante un breve periodo de tiempo, mantenga a raya ciertos efectos, pero no es sostenible, y no aborda los problemas sistémicos. Son realmente los cambios como sociedad los que marcarán la diferencia».

Muy en esta línea, Mark Rego, veterano psiquiatra de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale y autor de “Frontal Fatigue” añade: “a mediados del siglo XX, comenzamos a decidir que teníamos que ejercitar nuestros cuerpos y vigilar nuestro peso. Algo que nunca había ocurrido, porque los humanos nunca habían tenido un excedente de comida y la posibilidad de evitar caminar. Ahora, tenemos que empezar a pensar en cuidar de manera activa nuestras mentes. Tienes que hacer algo con tu vida que sea más sustancial y plantear metas. Una muy importante es aprender a silenciar tu mente. Todos sabemos qué significa eso de silenciar tu mente. Puede ser con meditación, o intentando pintar, como hago yo. Cuando cojo un pincel, el ruido desaparece”.

¿Cómo afecta esto a un sector como la publicidad, que requiere de la atención de otros para contar historias? Desde luego, la solución no es aumentar los fuegos artificiales, el efecto wow y la extravagancia de contenidos. Al menos, no hacerlo sin una razón detrás, sin una buena historia en la que apoyarse que, en definitiva, sigue siendo el comienzo de todo. Ayudarnos de todas las nuevas oportunidades que nos brinda la tecnología para captar la atención del usuario para, después, ayudarle a ahondar.

Y esto, en realidad, no deja de ser el fin de la historia. Fomentar la reflexión frente a la respuesta rápida, priorizar las estrategias a largo plazo o dejar de ensalzar el multitasking pueden ser algunas actitudes a incorporar durante los procesos creativos.

La compañía de redes virtuales NordVPN augura que los españoles pasaremos una tercera parte de nuestra existencia conectados a Internet a través de distintas pantallas (28 años de una vida promedio de 83,4 años). Nadie dijo que fuera fácil, pero mirar a otro lado no parece mejor alternativa.

Bibliografía

The Guardian: https://www.theguardian.com/science/2022/jan/02/attention-span-focus-screens-apps-smartphones-social-media
El Confidencial: https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2022-01-13/mark-rego-fatiga-frontal-concentrarse-exito_3356385/
El País: https://elpais.com/eps/2023-08-24/como-recuperar-la-atencion-que-hemos-perdido-con-las-pantallas.html
HBR: https://hbr.org/2020/04/we-need-imagination-now-more-than-ever
NYT: https://www.nytimes.com/2022/02/16/well/mind/focus-johann-hari.html
Atmos: https://atmos.earth/johann-hari-stolen-focus-concentration-span-attention-economy-climate-action/
El español: https://www.elespanol.com/enclave-ods/historias/20230129/no-capaces-prestar-atencion-factores-impiden-concentrarnos/736926611_0.html
Ethic: https://ethic.es/2023/07/la-sociedad-de-la-distraccion/
Xataka: https://www.xataka.com/otros/generacion-eternamente-desconcentrada-no-puedo-hacer-nada-durante-quince-minutos-mirar-movil-1