La publicidad y el mundo que viene

Daneel Olivaw es un androide creado por Isaac Asimov que aparece por primera vez en Las bóvedas de acero, y que tiene un papel fundamental en la saga de La Fundación. Pero en esa primera Saga de los Robots, R. Daneel actúa como compañero sobrevenido al policía terrestre Elijah Bailey, ayudándole a resolver crímenes en la lejana Aurora.

En esos tiempos, los robots que poblaban los mundos de Asimov eran creaciones funcionales que resolvían tareas que los humanos no querían o no podían realizar. Máquinas que razonaban y hablaban gracias a la IA, con una antropomorfia rudimentaria, pero que no dejaban de ser servidores, incluso esclavos, a los que los terrestres trataban como inferiores.

La relación de Elijah Bailey con ellos era especialmente incómoda. En términos de curva de adopción de la tecnología era un rezagado, por no decir un negacionista. Pero R. Daneel era especial. Su avanzado modelo de proceso de datos le permitía expresarse más humanamente, y su diseño exterior era completamente humaniforme. Elijah le comienza tratando como una criatura inquietante, pero poco a poco no puede evitar, incluso contra su voluntad, desarrollar respeto primero, y afecto después. La relación evoluciona a lo largo de las novelas y Elijah acaba considerando a Daneel (ya sin la R. de “robot”) como un verdadero amigo, al que de verdad aprecia.

El caso es que yo hoy, personalmente, no puedo ocultar que Chat GPT me cae cada vez más simpático. Su forma de expresarse, su educación extrema y su permanente disposición a resolver, me van ganado el corazoncito. Todavía no lo considero un amigo, pero si algún día los de Open AI lo embuten en una carcasa con apariencia de Jack Black o Merryl Streep, no te digo yo que no acabemos tomando cañas en un bar. Y si la apariencia ya es de Ryan Gosling o Ana de Armas – como en Blade Runner 2- no quiero imaginar las pasiones que vayan levantando por ahí.

La IA no para de evolucionar, desencajándonos la mandíbula por la eficacia y calidad con la que ejecuta tareas antes reservadas a la magia de la creatividad, y que requerían tiempos y presupuestos desmesurados. Hoy, Veo 3, Midjourney, Suno, Eleven labs y demás herramientas, están resquebrajando el mundo conocido. Estamos en el Año Tres, desde que en 2022 irrumpieron Chat GPT y sus amigos, y la evolución venidera se adivina geométrica. Hay que hacer un gran esfuerzo por no perder el paso, y las agencias y profesionales tenemos que someternos a una adaptación express al nuevo mundo, por un lado para evitar convertirnos en caballeros medievales en una película de robots, y por el otro porque las oportunidades que se abren pueden ser increíbles.

En la agencia tenemos una unidad  (Phileas)  cuya única función es mantener el ritmo de la IA y contaminar a toda la organización para su transformación. Y vamos con la lengua fuera. Es un reto interno, pero también externo, en lo que se refiere a la relación con clientes, productoras e industria en general. Todo va a cambiar.

Pero decir que la publicidad dentro de unos años será irreconocible es quedase millones de kilómetros corto. Por mucho que nos importe a nosotros, la publicidad es un asteroide insignificante en el universo. Lo que de verdad va a cambiar es la sociedad, todas las profesiones, la ciencia, la medicina, la seguridad mundial, las artes, el sursum corda y todo lo que podamos imaginar.  Nada va a ser igual, así que, como corporaciones y como personas, más vale que no solo nos vayamos adaptando, sino que nos vayamos encariñando. Y deprisa.